marzo 05, 2012

Se llamaba inmaculada aquella puta,
que curaba el sarampión de los reclutas.
Coleccionaba nubes de verano,
velos de tul roídos por gusanos.
Pero quiso quererse enamorar,
como una rubia del montón.
Y que yo la sacara de la calle
de los besos sin amor.


Entre mates y chocolate se escucha cada cosa. Y yo creyendo que cosas como estas solo pasan en las canciones, que ilusa.

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